¿Se puede decir de un nómada… que tiene un lugar?
Por sentirme nómada [o trotamundos, globe-trotter, en lengua de gringo], el posesivo del título arriba carece de sentido.
Lugares sí, para mí varios: 3 países —primero Brasil, tierra natal— lejos como el diablo y no obstante cerca, muy cerca, llevo conmigo a todas partes, en el fondo de la retina, en el corazón, en mis sueños, en la manera de ser.
Otros, donde he pasado meses, años o décadas de vida: Alemania, meca de la ópera, de peregrino por unos cuántos más, claro, Europa, Escandinavia — y ahora por fin España.
Quién sabe donde vamos a parar. ¿Tiene importancia el lugar, con lo pasajeros que somos?
No dramatizo. Tomo notas y, como decía Rosalía de Castro, vamos bebendo.
Lugar, lugar de verdad, es un estado de espíritu. La lengua materna. Y algunas viejas canciones. A veces. No siempre.
Para más no da. Ya entraremos en detalles, si hace falta.